domingo, 7 de marzo de 2010

V

Ya no era difícil ver en el horizonte el pueblo al que Camelle quería llegar y que no parecía tener nada que ver con la razón por la que Arthur iba con él. El joven estaba profundamente dormido detrás de la joroba trasera del camello, algo inclinado hacia la izquierda. Rhyder estaba decidido a llegar en no más de cinco días a destino, así que decidió apurar la marcha permitiendo que Arthur vaya sobre el camello, con la condición de que se mantuviera despierto. Para comprobar que así fuera, Camelle (quien nunca, pero nunca, volvía la mirada hacia atrás) le hacía alguna pregunta cada tanto, y Arthur siempre respondía correctamente. Lo que Rhyder no sabía era que Arthur tenía la extraña costumbre de hablar más estando dormido que despierto, y no necesariamente en voz baja. Puede que eso explique por qué Lizzie vivía con ojeras.
En eso se oye un fuerte golpe y un crujido y el camello se asusta y menos mal que no era un caballo porque no lo paraban más. Camelle también se asustó, y no miró hacia atrás, sino que esperó a que el camello se calmara para hacerlo girar y poder ver qué diablos había pasado, aunque sin mirar ya pudo intuirlo, puesto que la espalda del camello estaba más alta por la repentina reducción del peso que soportaba. Es que era cuestión de tiempo para que la inclinación que llevaba Arthur se incrementara hasta grados incompatibles con la superficie del camello y, como resultado de ello, cayera al suelo de espaldas, dejándolo sin aire unos instantes. Rhyder recordó entonces por qué nunca había que llevar a dos personas en un camello, además de que no tenía cascos para dos y en Oriente te hacen la multa.
-¡Arthur! -dijo Camelle, con cara de "uy no se me arruinó todo qué cagada y ahora que hago". -¡Te dije que no te durmieras! ¿Estás bien?
-Sí, sí, todo bien. Me caí.
-Me di cuenta. Dale, levantate que ya llegamos.
-Buen... ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!!!- aulló Arthur por el dolor. Evidentemente no estaba todo bien. -Creo que me rompí una costilla.
-No, decime que me estás jorobando. No podés jorobar a Camelle Rhyder. Sería un chiste muy malo. ¿Entendés? Jorobar a... eh... ¿te duele mucho en serio?
-No me puedo levantar, ¿qué querés que te diga?
-Debe ser el golpe, yo me caí de chiquito como un montón de veces y no me pasó nada nunca.- Era mentira. Se cayó unas 30 veces, las últimas tres poco antes de los 40 años, y había estado internado en estado grave a los 19, y encima preso porque el camello del que se había caído era robado. -Ya se te va a pasar. Te subo al camello y te hago ver en el hospital, estamos acá nomás.
Rhyder trató de levantar a Arthur, pero éste no paraba de quejarse ni en el suelo, ni en los brazos de Rhyder, ni en el camello. Sobre todo en el camello, donde tenía que apoyarse con la espalda encorvada y el dolor le hacía sospechar que se había roto más que alguna costilla. También resulta que Arthur era bastante exagerado, herencia de familia, que, según cuenta Sir George James Godfrey en uno de sus libros, llevaba un yeso y vendas como adorno en el escudo de armas.
-Bueno, no te puedo llevar a ningún lado así -se rindió Rhyder muy pronto. -Te voy a armar la carpa y te pido una ambulancia en el pueblo.
Armó rápidamente la carpa, metió al llorón adentro y se fue galopando en dirección al pueblo, al cual llegó en poco más de media hora. Dicen que en caballo eran cinco minutos, pero Rhyder no iba a caballo. Nunca.
La entrada al pueblo era un arco de madera bastante desvencijado, medio comido por los bichos. Las casas eran todas de madera, y muchas, especialmente las que estaban más cerca del arco, tenían grandes agujeros en los techos y la cantidad de bichos era tal que se escuchaba el ruido de los insectos comiendose la madera. Rhyder no recordaba que el pueblo fuera así. Al menos la última vez que había estado allí, todas las construcciones estaban en bastante mejor estado, y no recordaba para nada el arco de la entrada. Pensando un rato, se dio cuenta de que había llegado al pueblo por un camino distinto al habitual, y que probablemente nunca había estado en esa parte, ya que estaba lejos de la taberna y por lo tanto no le importaba en absoluto estar ahí. El centro no era muy distinto de las afueras, pero estaba bien mantenido. Los edificios públicos eran de madera, los bancos de la plaza central eran de madera, los faroles eran de madera. Reconoció el hospital por el cartel de madera que decía "Hospital" encima de la puerta de madera en un edificio no demasiado grande hecho de madera. Cerca del centro se veía también un edificio raro, que cualquier neófito supondría museo de arte moderno o algo por el estilo. El edificio de por sí era abstracto y no podía desentonar más con el resto de las construcciones, sobre todo porque era lo único en toda la ciudad que no estaba hecho íntegramente de madera, sino que era un 90% de acero. Ese lugar era claramente el más concurrido de la localidad, con gente entrando y saliendo constantemente. Particularmente, la mayoría de los que salían lo hacían tambaleándose. Claramente, el lugar no era un museo de arte moderno, sino el lugar favorito de toda la región: la taberna.
Después de admirar un rato la licorería, cervecería y un largo etcétera más grande y extraña del Universo conocido, Camelle Rhyder se dirigió hacia el hospital. Escondió a su camello en un callejón, mirando para todos lados, salvo hacia atrás, para asegurarse de algo que nadie sabe qué era, y rápidamente salió del callejón y entró al hospital. No había mucha gente, y los que estaban por ahí no podían hablar porque estaban sufriendo comas alcohólicos (enfermedades hepáticas y otras relacionadas con el alcoholismo constituían la mayor causa de muerte en la zona, incluso durante la época de la peste bubónica). Se acercó a la recepción y vio que como secretaria había una mujer cuya cara le resultaba familiar, pero definitivamente había algo extraño en su cuerpo. Algo nuevo.
-Aaah, Helga, veo que al final te hiciste las lolas que tanto querías.
Helga quiso pensar que la voz no venía de quien parecía venir, una voz conocida, ronca y sucia, no muy agradable. No miró.
-No se de qué está hablando, y si me disculpa, estoy muy ocupada ahora mismo.
-Bueno che, siempre con ese malhumor...
-No creo conocerlo, señor, y le repito, si me disculpa...
-¿Por qué no mirás, boba? No te hagás, sabés perfectamente quién te habla.
-Eso mismo me temía -dijo Helga, aún sin mirar. -Rhyder, sabés perfectamente que no sos bienvenido por acá. Tenés suerte de que... esa gente... no ande por acá estos días.
-No es suerte, estoy enterado. ¿Te pensás que vendría de lo contrario?
-Yo no se de qué sos capaz, Rhyder. -Al fin levantó la vista y miró al viajero. -'Tas igual. Igual de hecho pelota.
-Me alegra ver que eso te interesa, me hace pensar que todavía tengo posibilidades.
Helga lanzó una risotada (qué palabra idiota, si me permiten).
-Siempre tan gracioso, Rhyder. Si hay algo que tenés de bueno, es la ridiculez.
-Y vos el sarcasmo.
-Ja. Bueno, ya que sos la única persona en todo el hall que puede hablar, decime... ¿qué carajo hacés por acá, Rhyder?
-Che, primero una cosita: ¿podés dejar de decir Rhyder en cada frase? Resulta algo pesado.
-'Ta bien, Rhyder.
-Sí, veo. Bueno, venía para aprovechar que... ellos... no andan por acá y pasar por la taberna y hacer un par de cosas acá en el pueblo, y traía al chico este del que te hablé...
-Ah, ¿seguís obsesionado con ese asunto? -lo interrumpió Helga.
-¿De qué asunto estás hablando exactamente?
-De lo único que hablás cuando te ponés en pedo en la taberna.
-Mmmmh, hay muchas cosas de las que hablo en esas situaciones.
-Creeme que no. La otra vez repetiste durante cinco horas el nombre Wilhelm Babar o algo así a grito pelado mechando con frases incoherentes sobre máquinas voladoras y viajes de dos horas entre Bélgica y Siria.
-Aahh, sí, ese asunto. Sí, traía a Arthur Heesux, el hijo de Wilhelm, y resulta que se cayó del camello acá a unos pocos kilómetros e insiste con que se fracturó una costilla y que no se puede levantar.
-¿No será un golpe y nada más?
-Yo dije eso, qué se yo. Pero si no se puede mover y grita y patalea...
-¿Grita y patalea? Entonces no tiene nada, es un bebé y nada más.
-Nah, no pataleaba, pero gritó bastante.
-Eso es bueno, por lo menos los pulmones están bien. Supongo que lo que querés es que mandemos una ambulancia, ¿cierto?
-Exactamente. No tuve forma de traerlo hasta acá, protestaba demasiado.
-Me vas a tener que dar detalles más exactos sobre la ubicación, y por supuesto esperar un par de horas. El servicio está casi colapsado por culpa de la nueva bebida que preparó Tito, el tabernero. Está haciendo un concurso a ver quién logra aguantar un vaso de tequila de esa cosa. Me parece que el único premio ahí va a ser una denuncia policial para la taberna. Unas cuantas en realidad.
-Bueno, no hay problema. ¿Tenés un mapita? No estoy seguro por dónde entré al pueblo, me parece que no era el camino de siempre.
-No es tan difícil. Hay dos entradas, y quiero suponer que NO viniste por el sur.
-Ehhh... yo siempre entro por el este... así que... mmm... creo que vine por el sur.
-¿Pasaste cerca de una zona de vegetación especialmente frondosa?
-Sí... cosa rara en un lugar montañoso como este.
-¿¿Y DEJASTE AL CHICO EN ESE CAMINO?? -Helga se mostraba muy, pero muy, pero muy alarmada.
-Sí... ¿Algún problema?
-A ver -dijo Helga, tratando de calmarse un poco. -La entrada. ¿Viste un arco hecho pedazos, y muchas casas abandonadas?
-Sí, pero no sabía que las casas estaban abandonadas. Sí noté que estaban llenas de insectos de los que se comen la madera.
-No hay tiempo entonces, corré a buscar al pibe.
-Pero...
-No te puedo mandar una ambulancia a ese sector.
-¿Por?
-Porque está tomado por guerrilleros narcotraficantes que saquearon media ciudad y han secuestrado a no se cuánta gente que paraba en Acceso Sur. Espero que la carpa no fuese muy vistosa...
-Era amarillo patito, la p...
-¡BUENO, CORRÉ, IMBÉCIL!
Rhyder salió disparado del hospital, fue a buscar su camello y vio que al lado alguien había dejado un caballo sin cadena. Se afanó el caballo y salió volando hacia el sur. Comprobó que el viaje en caballo llevaba, efectivamente, cinco minutos. No sabía hacer parar a un caballo, así que tuvo que saltar con el equino trotando, pero si había algo que Rhyder sabía hacer (en el más absoluto secreto) era caer. Le había llevado 40 años aprenderlo.
Miró la carpa. Estaba cerrada. 
Abrió la carpa. Arthur no estaba.

lunes, 31 de agosto de 2009

IV

Arthur amaneció especialmente lúcido el cuarto día de viaje.
-¿Cuánto tiempo estaremos pasando en donde quiera que estemos yendo?
-No se. Depende cómo vayan las cosas, podemos estar unos días... o no.
-¿Cuáles son tus planes más o menos?
-Si fuera por mí nos quedaríamos allá toda la vida.
-Y, pero tenemos que ir a buscar a mi viejo.
-No tiene nada que ver con eso. Lo que pasa es que... no estoy tan seguro de que seamos... bien recibidos.
-¡Ah, qué bonito eh! Me siento estafado.
-Sí, te vas a sentir peor a medida que pasen los días.
-Qué pedazo de basura sos, Rhyder.
-Me lo ha dicho gente más importante, no me afecta.
-Sabés que esto se podría considerar un secuestro, ¿no?
-No, tengo un papel en el que aceptás acompañarme voluntariamente.
-Mentira, yo no firmé nada.
-No, pero yo sí.
-Pero el acuerdo es entre dos partes, y la firma de una única parte no tiene valor si no está presente la firma de la otra parte.
-¿Seguro?
-Y, mucho no se, pero...
-Ah, no sabés, fuiste, yo gano.
-No, pero es obvio que...
-No, nada es obvio en la vida.
-Hay cosas que si.
-Es una cuestión filosófica. Para mi no, punto y aparte.
-Rhyder, mis abogados y yo te vamos a hacer un buraco en la billetera que no tenés ni idea.
-No digás huevadas, la gente como vos no tiene ningún tipo de derechos.
-¿Cómo no? Soy de familia noble.
-Sí, en un país que nadie conoce, que probablemente ni exista.
-Mirá cómo hablás de mi familia... ¿Y te decís amigo de mi padre?
-No soy amigo de tu padre. En realidad ni lo conozco, sólo se que está en Siria, preso.
-¿Y qué te motiva a rescatarlo?
-La verdad, nada. Ahora silencio y concentración, que esta parte del camino es muy peligrosa.
-No. Exijo una explicación.
-Te la voy a dar, pero en la posada.
-Sonó mal eso.
-Sí, bueno, se entiende. Ahora, shhh.
La ruta continuaba en la forma de un camino de cornisas y había multitud de carteles que anunciaban zonas de derrumbes. Esto llevó a Arthur a cerrar la boca una vez más. Además, con ese Rhyder no se puede hablar.

jueves, 27 de agosto de 2009

III

El viaje a través de los alpes austríacos era extenuante. Parecía que el cansancio iba a poder con Arthur, quien nunca había caminado más de una hora seguida y ahora había pasado dos días caminando un promedio de 12 horas. [1] En algun momento de la cálida tarde del tercer día, Rhyder señaló adelante y no dijo nada. "¿Qué pasa?", preguntó Arthur. Como respuesta obtuvo que "nada, me equivoqué". El camino iba cuesta arriba y cuesta abajo y cuesta arriba y cuesta abajo, tanto que parecía que estaban atravesando las montañas de la manera más difícil posible, en lugar de aprovechar los valles y terrenos más parejos.
-¿No hay algún camino mejor, Camelle?
-No a donde vamos, chico.
-Y... ¿falta mucho?
-Otra vez sopa... Sos muy aburrido, ¿sabías?
-Me han informado, sí.
-Bueno, lo que te quería mostrar no puede estar muy lejos. Igual falta para llegar a destino, unos dos días, justo como esperaba. Por suerte vamos sin demoras.
-¿Y aún así faltan dos días?
-Sí, es lo que acabo de decir, ¿te dije que sos aburridísimo? [2]
-Perdón, perdón.
Un rato después, antes de la puesta del sol, Rhyder volvió a señalar hacia adelante, y esta vez habló.
-Ahí empieza Suiza, o va a empezar cuando exista, por lo menos. ¿Ves esa línea punteada negra? Ahí.
-Qué sombras curiosas.
-No son sombras, son posta, pibe. Cuando lleguemos vas a ver.
Casi era tarde para ver algo cuando llegaron, porque la noche corría más rápido que ellos [3], pero algún reflejo del sol bastó para ver que, efectivamente, en el suelo había una línea punteada negra, como en un mapa, pero muy gruesa.
-Bueno, Arthur, estamos en Suiza. Ahora tenemos que cruzarla, porque el lugar a donde vamos está casi casi en la otra punta. Pero se hace rápido, no es tan lejos.
-¿Y no hay un camino más fácil?
-¡Te dije que no!
-Decime la verdad, te andan buscando por alguna matufia a vos.
-¡No, pero callate porque me van a tener que buscar por asesinato, me tenés hasta las p... Callate!
Y otra vez se hizo silencio, y se adentraron en la noche, y caminaron unos metros y decidieron acampar porque no se veía un pomo.

[1] El autor no tiene idea de qué había en Austria ni en Suiza en la época de Arthur Heesux ni tiene demasiado interés por saberlo, de modo que toma los nombres actuales de las regiones y comete incoherencias deliberadamente.
[2] N. del A.: qué mala onda que es Camelle Rhyder, por favor.
[3] Eso sí era una metáfora.

YAPA 1: Solar Powered People - Commercial Flight

Si esto no los llena de amor, nada los satisfará (?)
Gracias Gabe (y)

YAPA 2: no hay.

YAPA 3: Terminé con los examenes y tengo 5 días de vacaciones, o algo así, no conté para evitar cualquier decepción. Viva.

jueves, 20 de agosto de 2009

II

-¿Falta mucho?
-46 segundos menos que la última vez que preguntaste.
-Bueno, pero esa vez no me contestaste. ¿Falta mucho?
-Ayer faltaban cinco días. Pasó un día. ¿Cuántos días faltan ahora?
-¿Cuatro?
-No, seis. Me equivoqué de camino.
-Me estás gastando.
-Sí. Cuatro días son.
-Tengo sed.
-Yo también, te dije que por eso ibamos a Suiza.
-No, agua quiero.
-Bueno, allá hay un río, tomá de ahí.
-Ah, me olvidaba que todavía no se inventó la contaminación.
-¿Qué?
-Tengo la idea firme de que en un futuro no tan lejano, el agua de los ríos no se va a poder tomar así nomás porque el agua va a estar contaminada.
-No entiendo esa palabra.
-Yo tampoco, la acabo de inventar. Lo que me recuerda, ¿qué era eso de Varileche, o como sea, eso que dijiste ayer?
-No se de qué estás hablando.
-Algo de que la iba a pasar mejor en Suiza que en ese lugar.
-Repito: no se de qué estás hablando. Por favor, tratá de controlar tu mitomanía unos días, ¿ok?
-¡¿De qué me está acusando don Rhyder?!
-De decir pavadas al rolete, cerrá el pico de una buena vez.
-Sí, señor.
Y Arthur se calló por 52 segundos.
-¿Falta mucho?

(se recuerda al lector que nuestra historia es previa a la revolución industrial y que los teléfonos celulares de los protagonistas y otros artefactos son artesanales)

LA YAPA:
Cave In - Retina Sees Rewind


LA YAPA 2
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Qué embole.

miércoles, 29 de julio de 2009

I

Después de unas horas de caminata, Arthur nota que el sol está saliendo a su espalda y ve lo ridículo que resulta un camello caminando por un valle fértil con un desgraciado encima que hace que su compañero de viaje camine detrás de el aunque tenga espacio para uno más entre las jorobas del camello. Y también recuerda que el sol sale del este, y que Siria, Turquía y todo ese lugar raro y seco estaba en esa dirección, y sin embargo, estaban dirigiéndose hacia el lado opuesto hacía ya toda una noche de otoño.
-Camelle...
-Señor Rhyder, Arthur...
-Eso, che, me parece que vamos mal.
-No, vamos bien, es por aća, conozco este camino perfectamente.
-Ah, cierto, ¿estamos yendo a buscar al resto?
-No, no, ellos están hacia el otro lado.
-¿Entonces por qué vamos hacia el oeste?
-No estamos yendo al oeste. Vamos bien.
-Pero el sol sale por el este y...
-¡No me cuestiones! Vamos bien. En cinco días deberíamos llegar.
-¿Llegar a donde?
-A donde vamos, por supuesto.
-¿Medio Oriente? Es al este.
-No vamos a Medio Oriente. Vamos a Suiza. Necesito licor y allá tengo amigos.
-Pensé que el asunto era urgente, hay que ir a oriente...
-¡El asunto es urgentísimo, y está en occidente! La ley seca me está matando.
Arthur decidió ver el lado bueno: esto era mil veces preferible al paisaje desértico que había siguiendo el camino hacia el otro lado.
-Y no te quejes -agregó Rhyder-, que en la posada la vas a pasar mejor que en Bariloche, gil.

martes, 28 de julio de 2009

This is not a blog about music

Nevertheless...
Escribí esto para el foro de los amigos Solarfall y MauroR, y para que no decaiga lo pongo acá también. Dudo que les interese, pero como nadie comentó el post anterior, supongo falta de interes general y cambio la temática del blog para ver si pasa algo.
Repito: esto no es ni será un blog sobre música.

Novembers Doom - Of Sculptured Ivy and Stone Flowers
(1999, remasterizado 2008)

Imagen

Re-released and remastered by The End Records in 2008
1. With Rue and Fire 05:41
2. The Jealous Sun 06:09
3. Suffer the Red Dream 07:58
4. All the Beauty Twice Again 04:17
5. Reaping Forest Calm 05:30
6. For Every Leaf That Falls 04:35
7. Serenity Forgotten 02:10
8. Forever With Unopened Eye 04:17
9. Dawn Breaks 06:06
10. Serenity Remembered 2:10
11. For Every Leaf That Falls (Soft Version) 5:15
12. Forever With Unopened Eye (Soft Version) 3:35

Por alguna razón, la atmósfera de este disco me resulta en general superior a la del resto de los discos de la primera era del grupo norteamericano. Puede que sea el remaster, pero no creo, porque la sensación está en lo más profundo de la música. Siento que la banda me da exactamente lo que espero: un death/doom que lejos queda de la monotonía y hasta sabe meter un toque rockero por momentos; y que sin embargo permanece considerablemente puro, volviendose uno de los mejores exponentes del género, a mi criterio al menos.
Abrir con un tema como With Rue and Fire es arriesgado por el evidente parecido del punteo inicial con el clásico Sear Me de My Dying Bride, a la vez que efectivo, porque es un tema que engancha, atrapa y resulta uno de los temas más memorables de la banda, sin duda. The Jealous Sun le sigue tirandote la masa del mismo astro encima, desde el principio lento y pesado y recuperando la marcha en el medio. Suffer the Red Dream amaga a llevar la dinámica de los anteriores, pero termina en una larga parte tranquila, y ese ánimo continúa en todo All the Beauty Twice Again, con gran presencia de voces femeninas. El operario pachorriento de aplanadora regresa con Reaping Forest Calm, pero al ratito decide acelerar y termina siendo uno de los temas más rápidos del disco. Y llegamos así al otro gran clásico, For Every Leaf That Falls, el cual es tan bueno que el toque gótico, la parte hablada (costumbre de Paul Kuhr...) y todo lo que debería arruinar el tema no solo no jode, ¡sino que hace un temazo! Y el álbum sigue, y son para destacar otras dos excelentes canciones: primero Forever With Unopened Eye, uno de mis favoritos porque tiene rock y tiene sabbath y tiene doom y además es cortito; y la contracara Dawn Breaks, una joyita que por momentos se siente como un tema del sonido actual de la banda, pero tiene eso que le faltaría recuperar en los discos más nuevos, que no se bien qué es pero tiene que ver con esos riffs más característicos del doom.
No se por qué le sacaron un tema a esta versión; tampoco se como suena porque no tengo el release original. Los bonus tracks, si bien no molestan, no están a la altura de las circunstancias, así que si es por mi, el disco termina con Dawn Breaks como solía hacerlo antes.
Dato curioso que una banda formada en 1989 recién sacase su segundo LP después de 10 años (el primero es del '95 y este del '99). Parece que hicieron bien en esperar, porque lograron lanzar una obra que combina la vieja escuela del death/doom con las progresiones logradas en el género hasta ese momento.
Hay link, pero está escondido. Sin contraseña.

Hoy comí torta que hizo mamá, vi a los amarillos secamentes favoritos de todos, jugué a las mil millas y viví una experiencia similar a un poltergeist, pero más pedorro. No recibí ninguna buena noticia ni ninguna mala noticia, no recibí nuevos pesos y me saqué nada de encima, no gané ni perdí nada y ahora mismo estoy escuchando el disco que acabo de postear. Mi vida es un lujo, espero que la tuya sea la mitad de buena, o al menos menos del doble de mala.
Ahora como siempre les recomiendo que vayan a hacer algo mejor de SU vida.





(no tengo ganas de pasarme horas escribiendo hoy y tengo el defecto de fallar brutalmente con los posts cortos)

sábado, 25 de julio de 2009

Efemérides: 25/7

La mayoría de la gente se permitía suponer que el equipo pertenecía a la parroquia local o que sus miembros tenían profundas convicciones religiosas. El que decidía averiguar un poco más, pronto entendía el por qué de tal denominación.
Se cuenta que un día, cuando el grupo aún no tenía nombre, surgió en el entrenamiento una pelea (como tantas otras veces) entre el 5 y el 8 y de a poco se fueron sumando los demás. En eso, el 10, favorito del DT Raúl Callaras, pronunció las célebres palabras: "Dejad de pelear, compañeros, ¿acaso no somos todos hermanos?". El DT entonces decidió que "el Club" (refiriéndose al desorganizado equipito de fúlbo) se llamaría "Todos Hermanos Club", pero para evitar equívocos, agregaron la palabra Fútbol entre Hermanos y Club, de modo que las siglas fuesen THFC. Impronunciable y feo, seguro, pero tenía sentido, ya que los jugadores eran efectivamente todos hermanos o medios hermanos; más aún: de los 18 jugadores (incluidos suplentes), 13 tenían el apellido Callaras y eran hijos biológicos de Raúl, mientras que el resto eran hijos adoptivos del mismo. Por eso, de alguna manera, eran "Todos Hermanos". Vale agregar que el jugador número 10 se manifestaba como "ateo, por el amor de Dios, ateo", lo cual elimina cualquier residuo de confusión del asunto.
El hecho de que 13 hermanos biológicos estuviesen en buena edad para jugar al fútbol es fácilmente explicable teniendo en cuenta que la señora de Callaras había tenido, después de su primogénito Juancito, el nº 10 del equipo, tres camadas de cuatrillizos. Lo que no es de ninguna manera fácil de explicar es cómo pudo esta mujer sobrevivir a semejantes partos. Ni cómo hacían para mantener a tantos chicos. La realidad detrás del particular equipo es realmente oscura y misteriosa.
También es curioso que en el equipo jugaban las hijas de Callaras y Carente, que en total sumaban 5 jugadoras, todas suplentes menos una, la arquera Augusta Carente, adecuadamente carente de femineidad, belleza y buen gusto, pero nada falta de talento en la portería. Ningún otro equipo en la liga local de aquel pueblo tenía jugadoras mujeres, pero aparentemente permitían equipos mixtos. Sin embargo, se desconoce, como tantas otras cosas, el nivel socioeconómico de Callaras en el pueblo; se puede suponer que si podía mantener a esa familia y al (minúsculo y cerradísimo) "club", él mismo puede haber obligado a cambiar las reglas de la liga local. Una última teoría sostiene que el único equipo local era el THFC, y que por esta razón poseen todos los títulos disputados durante su corta existencia, además del dominio total sobre las reglas del juego.
Lamentablemente, un día como hoy pero de 1992, fallecían en un acontecimiento confuso Tomás Carente y Eugenia Callaras, lo cual llevó a la inmediata disolución del equipo. Las malas lenguas dicen que Tomás y Eugenia estaban saliendo, dándole a la denominación de "Todos Hermanos" un poco sano márgen de duda, y para evitar tal cosa, el menor de los Carente (carente de cerebro, por lo visto) decidió eliminarlos del camino. Al día de hoy no se ha podido descartar este rumor, ni se ha encontrado ninguna prueba que permita sospechar semejante cosa, excepto las palabras del viejo Suárez para el diario Crónica: "Eugenia era una chica tan bonita...".

En recuerdo de tan trágico suceso, suenan ahora las estrofas de la canción "Requiem" de Cave In, por pura casualidad. Desconozco de qué trata la canción pero este disco Jupiter está bueno. Hay un montón de canciones y discos con este mismo nombre, ninguno con demasiado respeto a la misa de responso ni a la música clásica. Una excepción puede ser la trilogía Requiem de Virgin Black, bastante sinfónica y más triste que un miércoles lluvioso. Pero yo me refiero a cosas como Into Night's Requiem Infernal de Novembers Doom o el último tema del último de Minsk, onda, nada que ver. Les debería algunas reviús y cosas así pa que me entiendan de que les hablo.

No pongo más videitos porque se que nadie los ve. BUUUUU.